México entregó varios capos vinculados al CJNG y Sinaloa

 



El gobierno de México trasladó 29 presuntos narcotraficantes de alto nivel a EE. UU. entre ellos figuras como:


Rafael Caro Quintero (fundador del Cártel de Guadalajara, implicado en el asesinato del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena, en 1985).

Los hermanos Miguel Ángel “Z-40” y Óscar Omar “Z-42” Treviño Morales, líderes del cártel de Los Zetas.

Vicente Carrillo Fuentes (“El Viceroy” del Cártel de Juárez).

Antonio Oseguera Cervantes, hermano de Nemesio “El Mencho” (CJNG).

Miembros de los cárteles de Sinaloa, Golfo, Beltrán Leyva, La Familia Michoacana y CJNG .

En agosto de 2025, se concretó un segundo envío, esta vez con 26 reos acusados por vínculos con cárteles, incluyendo a individuos vinculados al CJNG y Sinaloa .

¿Por qué se realizaron estas entregas?

 Presión de EE. UU. y contexto bilateral

Las extradiciones se hicieron a solicitud del Departamento de Justicia de EE.UU., bajo el argumento de que estos criminales presentaban riesgo de operar desde las cárceles mexicanas .

Se interpretan como una estrategia para:

Demostrar cooperación ante la amenaza de aranceles y la política dura del expresidente Trump contra el narcotráfico .

Evitar que los capos siguieran coordinando operaciones desde prisión, además de sortear posibles retrasos judiciales o liberaciones por parte de jueces locales .

Argumento de seguridad nacional

La Fiscalía General de México declaró que las entregas eran necesarias por razones de seguridad nacional, actuando bajo la “Ley de Seguridad Nacional” en lugar de los protocolos de extradición convencionales .


El Departamento de Justicia estadounidense anunció que, aunque buscará condenas severas, en el caso de los 26 recientes extraditados, no pedirá la pena de muerte .

Se espera que figuren cargos por narcotráfico, homicidio, blanqueo de dinero y tráfico de armas.


Impacto en México:

Estas acciones refuerzan la colaboración con EE. UU., pero han sido criticadas por:

Socavar la autonomía judicial mexicana, al recurrir a medidas al margen de la extradición tradicional .

Convertirse en instrumento de presión económica y política por parte de Washington .

Expertos advierten sobre un posible resurgimiento de violencia si se repiten estas prácticas, al atacar sólo los mandos sin alterar la estructura delictiva .

México defiende que los traslados son decisiones soberanas y un componente de su estrategia de seguridad y combate al narcotráfico .


Contexto político:

Las entregas se dan en un momento tenso bilateral donde EE. UU. aplica la designación de varios cárteles como terroristas y amenaza sanciones comerciales por el flujo de fentanilo .

Se ve como un reflejo de la política de endurecimiento de Trump y la necesidad de México de salvaguardar sus relaciones económicas y la estabilidad interna.

Reducción del riesgo de operación de capos desde prisión.

Mejora de la cooperación internacional en seguridad.

Elusión de procesos judiciales mexicanos.

Posible uso de las extradiciones como herramienta de presión.

Riesgo de violencia si no se aborda el nivel medio y regional de los cárteles.

En definitiva, la entrega de capos de “alto perfil” por parte de México representa una jugada compleja con objetivos de seguridad interior y relaciones internacionales, pero no ha qued

ado exenta de críticas por su implicación en la autonomía judicial y el equilibrio de poder con EE. UU.


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